jueves, 23 de mayo de 2013

La verdad es que nunca he tenido un color favorito: ha sido cuestión de rachas y ahora es más cuestión del día . De pequeña solía decir que era el azul, creo que porque me recordaba a cosas que me gustaban como el mar, el cielo, los pitufos....
Más de mayor he pensado que era el blanco mi favorito por su neutralidad y el negro por su eterna elegancia.

Hará cuestión de 8 años comencé a ver el amarillo como algo muy alegre, para nada me da mal fario como habitualmente se le encasilla,  y el morado como color que transmite fuerza si es oscuro y paz si es claro.

En los últimos tiempos me he enamorado del rosa en todas sus variantes, salvo el fucsia.

Cuestión de gustos, y al menos para mi del momento y de lo que en ese instante me transmita lo que veo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario